ando estos días pensando en la carnalidad de la frase corre tu sangre por mi tripa, la idea vivida en el tejido de cuando otro te habita sin necesidad de presencia o calor. no sabes en qué momento pero de repente te encuentras sintiendo así, sentires acompañados del nombre de personas, de fechas en el calendario, de historias de días y del aroma de algunas noches y algunas mañanas. no sabes del todo cómo y cuándo empieza pero de repente sientes dentro tuyo a ese otro. Y es una afectación profunda en el sentido en que todas estas cosas han tomado espacio y es como si se hubieran fusionado con la sustancia misteriosa de lo que soy. me hace pensar que yo no solo soy yo en abstracto sino que en este ser están latiendo muchos latidos, muchas otras. me habito pero también habitan otros seres aquí. el eco de lo que son resuena en mis fibras y en mis tejidos más profundos e invisibles que no se ven, pero en verdad son los que más se sienten. yo soy yo y todas ellas, y todo esto. Y esto me hace pensar en la idea fuerte de que yo soy más yo cuando tú estás o porque tú estás o porque tú has estado y me emociona convocarla porque son palabras importantes como decía la tia Vittoria en La vita bugiarda degli adulti (2023) cuando le hablaba a Giovanna con emoción de alguien a quien llevaba tiempo esperando. pienso como Vitto que es preciso cuidar las palabras, lo que nos decimos y cómo lo decimos, sobre todo cuando estas hablan de lo que (y de quien) nos ayuda a respirar. el corre tu sangre por mí tripa también me hace pensar en el abrazo en su culto y su credo, en el abrazo como un espacio gozoso de salud y encuentro entre cuerpos estimados y también como una actitud ante la vida, como una manera de estar en el mundo, un posicionamiento político. en el silencio oculto del abrazo y en el hablar conspirado de los brazos se hace la declaración audible de que estoy aquí sosteniéndote haciéndote saber que en esta casita humana en la que ahora te recuestas hay una habitación hermosa, especialmente bañada por el sol, que lleva tu nombre y también veo el abrazo como un baile un regalo al cuerpo que se dibuja en el aire al ritmo sincronizado de dos temporalidades propias con fortuna encontradas. el tiempo así deviene un desdibujo, empieza el garabateo de mis células moviéndose con las tuyas, y qué lindo cuando lo hacemos parar todo así para continuar latiendo y sentir y quizás decirte que corre tu sangre por mí tripa.